21-9-06 Kevin Costner de Jesús

Buenos días a todos y a todas. Hay un niño en la clase de mi sobrinillo que se llama Kevin Cosner de Jesús...

Como diría Federico Trillo: MANDA HUEVOS...

Hay padres que es que son unos cachondos mentales, y es que son unos cachondos mentales y no hay más que hacer. Vamos a ver ¿cómo es posible que, si te apellidas Banderas, le pongas a tu hijo de nombre Antonio? Pero alma de cántaro ¿no sabes que así le arruinas la vida? Hale, Antonio Banderas, y llega el niño a su primer día de cole con “Antonio Banderas” bordado en el baby y claro, todos los profesores descogorciados de la risa en mitad del patio, aguantándose la carcajada como el centurión aquel de “La vida de Brian” cuándo le hablaban de Pijus Magníficus.

Antes, cuándo se tenía la costumbre de ponerle a los hijos el nombre de sus abuelos y tal, bueno, pues era una faena, pero al menos había una explicación para llamarse Telesforo, Zósimo, Anacleto o Toribio Enrique Hermógenes Rafael Elicio Perpetuo de la Encarnación y del Carmelo.
Pero “Kevin Cosner de Jesús”, “Abigail María de la Purificación”, “Brad Pitt del Gran Poder”... en fin, que uno no lo acaba de entender.

Miren, que un ruso se llame Nikita, bueno, pues suena raro, pero al fin y al cabo es un nombre ruso, o sea, que ni quita ni pone, pero ponerle a un niño de aquí, por ejemplo, Boris, o Vladimir... o Georgebush de la Pradera... pues francamente, es una putada... o no, porque claro, hace diez años serían nombres rarísimos, pero como ahora lo que está de moda es ponerles nombres raros, de repente llegado un punto, lo raro será llamarse Pepe Pérez.

Señores padres, dejen de martirizar a sus hijos poniéndoles esos nombres exóticos, que los nombres son para toda la vida, como los tatuajes, y los niños tienen que intentar llevarlos con dignidad, y bastante trabajo tienen con intentar llevar con dignidad ese pelo de cacerola que les han puesto como para encima tener que llamarse Boris Karloff del Perpetuo Socorro.

Particularmente me quedo con la madre del chinito que durante el primer día de clase, al darse cuenta de que el nombre de su hijo era impronunciable y difícilmente traducible (el nombre del niño parecía haber sido elegido tirando una pandereta por las escaleras y la traducción era algo así como “nube-que-sube-por-la-montaña-hasta-adentrarse-en-la-procelosa-pradera-que-llega-hasta-el-río-para-volver-a-elevarse-majestuosamente-hasta-el-sol-que-brilla-por-la-mañana-cuándo-amanece-por-el-oeste”... y claro, al darse cuenta de la situación, la madre le dijo a la maestra: “Felipe... llamele Felipe, mismamente”.

Esta presentación se la dedico a mi amigo Segundo Tercero, con cariño.

Sean bienvenidos a la mañana, bienvenidos a la radio, sean bienvenidos a EL CANTO DEL GALLO.

En el programa han sonado: The Flamin' Groovies, Tequila y Leonard Cohen