18-4-07 La zapatilla de mi madre
Buenos días a todos y a todas. Se dice que las cosas que vivimos en nuestra infancia las recordamos luego de forma mucho más intensa de lo que eran en realidad, que los colores y los olores son mucho más intensos y los espacios mucho más grandes de lo que en realidad eran, o sea, que la clase de párvulos la recordamos cómo una especie de polideportivo lleno de niños cuándo en realidad era una especie de cubículo en el que estábamos unos quince infantes, y que en realidad no eran kilos de plastilina los que manipulábamos, sino pequeñas bolitas, proporcionales a nuestras pequeñas manos de entonces. O esos plastidecor con los que decorábamos artísticamente los pasillos, que parecían enormes y en realidad eran diminutos.
Debe ser cierto, porque el otro día vi la zapatilla de mi madre y me pareció pequeñísima, cuándo yo la recordaba enorme, al igual que el pasillo por el que ella solía perseguirnos a mi hermano y a mí zapatilla en ristre cuándo hacíamos alguna trastada.
Es curioso, el pasillo debía ser pequeñísimo, pero yo lo recuerdo tan largo, tan largo que la escena de mi madre persiguiéndonos a mi hermano y a mí, en bata, descalza de un pie y con la zapatilla en la mano la recuerdo a cámara lenta, cómo el comienzo de los dibujos animados del coyote y el correcaminos.
Esos episodios comenzaban con un retrato robot de ambos personajes persiguiéndose, y una denominación en latín, en plan nombre científico, que siempre cambiaba en cada episodio, en plan: “Correcaminos: Velocibus comepiensus” y “Coyote: voracibus dinamiterus”. Pues bien, yo recuerdo la escena de mi madre por el pasillo, corriendo tras mi hermano y de mí exáctamente igual, en un pasillo inmenso, larguísimo, decorado artísticamente con los cactus que mi hermano y yo habíamos pintado con los plastidecor, y mi madre corriendo tras nosotros, con la bata medio desabrochada, zapatilla en ristre, una zapatilla marca acme que recordamos enorme, por cierto, gritando “¡ya verás cuándo venga tu padre!”, y el subtítulo “Madre: Femina zapatillensis” mientras mi hermano y yo corríamos delante, descogorciados de la risa mirando a la zapatilla con el subtítulo “Hijos: Gamberrum Plastidecoris”.
El caso es que en aquella época por lo menos hacíamos ejercicio, que terminábamos todas las noches agotados de correr por el pasillo. Lo interesante y lo mejor de todo es que el pasillo y la zapatilla son mucho más pequeños en realidad de lo que los recordábamos, pero el cariño que nos teníamos, la diversión de cada día, y la dulzura con la que luego nos miraban los viejos cuándo nos sentábamos todos a ver el “un, dos, tres” sí que eran realmente gigantescos.
Sean bienvenidos al programa en el que las noticias aparecen en realidad mucho más pequeñas de lo que son, o tal vez no. Sean bienvenidos a un día más de radio, sean bienvenidos a la vida en directo, sean bienvenidos a EL CANTO DEL GALLO.
En el programa han sonado: The Who y Sam & Dave
Frase del día: "NO TODA DISTANCIA ES AUSENCIA NI TODO SILENCIO ES OLVIDO"
Video del día: THE FACES "MAGGIE MAY"
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