16-10-06 Enanitos de jardín
Buenos días a todos y a todas. Había una vez un enanito de jardín. Se trataba del típico enanito de jardín de terracota, de lo más típico y corriente... o sea, que era un enanito de jardín de esos absurdos y espantosos. Pero era un enanito de jardín que era feliz en su jardín. Los señores Dupont lo habían comprado en la sección de jardinería de un gran centro comercial para adornar el jardín de la parte trasera de su recién adquirida casita unifamilar en una nueva urbanización de la ciudad, una casita unifamiliar rodeada de casitas unifamiliares todas iguales y bien pegaditas unas a otras para aprovechar mejor el espacio.
El enanito de jardín recuerda que la primera tarde que pasó en aquel jardín pensó que no se estaba tan mal allí, que desde allí se veía una bonita puesta de sol, y que la señora Dupont le había tratado estupendamente, sacándolo del coche con cuidado, apretándolo contra sus pechos (esto de los pechos le gustó especialmente al enanito) y depositándolo con cuidado sobre el césped en una esquina del jardín.
Además los señores Dupont no tenían perro ni nada que se le pareciese, por lo que el enanito no tenía que sufrir las evacuaciones de ningún animal doméstico ni salvaje que apareciese por allí. Su único problema era que a última hora de la tarde se ponía en marcha el riego por aspersión y le ponía empapado como un pollo...
CONTROL: KIKIRIKI
... que no, Kiriko, que lo decía en sentido figurado... ¿es que no te has mojado nunca como un pollo tú?...
CONTROL: KIKIRIKI
... ah, que sí, que claro, que cómo te vas a mojar tú si ya eres un pollo... pues también es verdad...
El caso es que el enanito era feliz en su jardín, allí en su esquinita, disfrutando de las puestas de sol y de aquellas tardes en compañía de la señora Dupont, que de vez en cuándo se tumbaba en bikini a su lado para ponerse morenita... y claro, el enanito disfrutaba horrores viendo el cuerpo de la señora Dupont poniéndose morenito...
Bueno, pues una noche llegaron unos extraños, cogieron al enanito y se lo llevaron... al principio él pensó que se trataba de un secuestro expres de esos, pero no, resulta que le dijeron que habían ido a liberarle. Tras un largo trayecto en coche, dejaron al enanito en la puerta de un colegio y se fueron... hale, liberado, adiós a las puestas de sol, al riego por aspersión y a su recientemente estrenada afición voyeur con la señora Dupont...
Y el enanito pensó que por qué diablos tenían que haberle liberado a él, precisamente a él, con lo agusto que estaba él sin que nadie le liberase... que a ver con qué derecho llega alguien y se empeña en liberarte si tú no quieres que te liberen de nada.
Pues así sucede más de lo que pensamos, y no sólo les pasa a los enanitos de jardín...
Sean bienvenidos a una semana más, sean bienvenidos a la radio, a un lunes con el que podrán hacer lo que mejor les parezca. Sean ustedes bienvenidos a EL CANTO DEL GALLO.
En el programa han sonado: Blind Melon, Ben Harper y The Who
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