15-6-07 Cáceres el día de las primeras elecciones

Hace treinta años, en cáceres todo el mundo se parecía o bien a José Sacristán o bien a José María Iñigo. El parque de cánovas no tenía baldosines, sino que era de tierra, lo que traía de cabeza a las madres cuándo sus hijos volvían con las rodillas de los pantalones hechas trizas. No existían ni la mejostilla, ni los castellanos, ni el R-66 ni el nuevo cáceres... la ciudad se acababa en Pinilla y la cruz de los caidos, salvo un internado y un pequeño edificio de pisos que estaban en la carretera de salamanca y que nos parecía que estaban lejísimos.

Una vez al año la gente tiraba la casa por la ventana y se iba a cenar una hamburguesa... en el Golden, que era el único sitio dónde sabían hacer hamburguesas. La compra diaria (que aún no se había inventado aquello de "la compra semanal" se hacía en el "Sereco" y el "Comprebien" y teníamos nada menos que TRES cines, el coliseum, el astoria y el capitol... aunque el gran teatro también funcionaba cómo cine la mayor parte del tiempo.

En aquella época se podía aparcar en la plaza mayor. Bueno, en realidad se podía aparcar en casi cualquier sitio, porque había muchísimos menos coches que ahora... la zona azul aún no se había inventado y la gente empezaba a endeudarse para comprarse el coche de moda, el seat 124.

Tampoco se había inventado el botellón, y la noche cacereña empezaba a convertirse en un referente nacional. Se salía por la plaza mayor, concretamente por la calle General Ezponda, conocida desde entonces cómo "Calle de los bares" aunque cada vez queden menos, y por La Madrila, dónde se programaban conciertos habitualmente sin que nadie presentase denuncias. En Faunos llegaron a tocar los Smash, los Storm y muchos de los grupos más vanguardistas de la época. En la plaza, incluso por la noche, te ponían si la pedías una tapa de mejillones rellenos con la cerveza, al parecer eran legendarios, cómo legendarios eran los suspensos del carnet de conducir cuándo el examinador te obligaba a hacer la rampa en Reyes Huertas.

En aquellos años, la estación de autobuses estaba frente a la gasolinera de Mirat, el recinto hípico era sólo recinto hípico, el estado príncipe felipe se llenaba hasta la bandera cada vez que había partido y el ferial no estaba en el ferial, sino en el antiguo ferial, justo dónde ahora comienza la barriada de Moctezuma... más allá de ahí no había nada, salvo la estación de ferrocarril y el CIR, cuyos soldados podías ver un día a la semana paseando de uniforme por la ciudad. ¿Qué sonaba en la radio? pues por la radio sonaba una frase que aún permanece en la memoria colectiva de toda la ciudad: "CALLOS, CALLOS: BAR MÓNACO"

Video del día: TRIANA "EN EL LAGO"